Pues queramos a todos, si podemos querernos

Era un pantano borroso
Era una luz en el cielo
Era la luna en un bosque
Era el batir de mi pecho

Era un susurro en mi cama
Era la noche, valiente
Era la fiera, jazmines
Era la mano inocente

Era el querer, de quereres
Era el alcohol solitario
Era la barra de bares
Era raíces de Sauce

Era la brisa, Marina
Era mi nombre en su boca
Era ceniza fumada
Era locura y derrota

Era rubor en mi cara
Era veneno de uva
Era una jaula cerrada
Eramos dos en la luna

Marina Seijas Rosende