Llegar, y a los cinco minutos ser de aquí

Un hombre que camina se para en seco,
el sol se refleja en el cristal de un coche,
una pareja de ancianos
tocan y cantan

la misma canción de cada día.

Me siento en un banco,
que mira a una ventana,
y yo miro a la ventana

durante horas.

Una hoja cae de un árbol,
guardo la hoja en un libro,
una señora se sienta en el banco,
hace muchísimo sol.

Pienso en cortarme el pelo,
pienso en las tonterías que estoy pensando,
bebo agua y escribo algo:
me siento como en casa.

Un perro viene corriendo con una pelota,
su dueño se disculpa.
He aprendido otra canción,

estoy deseando ir a tocarla.

Dejo una nota en el banco,
camino toda la calle

por una cuesta enorme,
veo mi reflejo en un cristal,
me río.

Una pareja de ancianos
sigue tocando

la misma canción de cada día.

No encuentro las llaves de casa.

Estoy viva.

 

Marina Seijas.