Hay lugares a los que nunca volveré, aunque vuelva

Me perdí en playas coralinas
y océanos salvajes
un septiembre extraño
de rubor añejo
y eterno bagaje.

Huí de mi amor buscando
amores que borrasen
lo que había perdido.

Me camuflé en la arena,
me sorprendí pensando,
me avergoncé de pena,
y me lloré en silencio.

Dejé de escribir poesía,
de fingir amor,
de soñar en armonía.

Y aprender
aprendí a como
valorar  la tormenta
a cambio
del placer superficial
de olvidar la vida.

Marina Seijas Rosende