Limitas tu visión del mundo a lo que puedes entender y explicar, y te pierdes un sinfín de cosas

¿Te acuerdas cuándo jugábamos a lo de la canción de los Cure, Why Can’t I Be You?
Ahora te cuento. Aunque preprárate porque es algo muy penoso. Lo siento por ti pero tengo que aprovecharme de la situación. Yendo al grano: en este momento y por primera ves, no querría ser nadie más que yo, no cambiaría mi vida por la de nadie del mundo, vivo o muerto, real o imaginario. De hecho, soy tan feliz que casi me da miedo que sea un sueño y que termine todo de un momento a otro. Así que tienes que despertarte pronto porque no puede ser que te pierdas todo esto. Y además, ¿sabes qué significa? Significa que es posible, que también te puede pasar a ti si dejas de esconderte dentro del cinturón de castidad emotiva que construimos juntas. En parte me siento responsable, así que trata de despertarte y date una puta posibilidad, si no quieres dejar que me revuelva en el sentimiento de culpa hasta el fin de mis días.
Es verdad que tiene novia. Es verdad que por lo poco que sabes de él podría no ser la persona adecuada para ti, pero lo más importante es que te ha hecho perder el control de ti misma, ha movido algo, más vale eso que nada. Cuando me contabas vuestro reto de los enigmas me parecía verte brillar los ojos por teléfono. ¿No te das cuenta de cómo cambias cuando hablas de él? Además, la excepción confirma la regla, si no, ¿qué mierda de régimen totalitario quieres que sea esta ética tuya? Joder, despierta. No ahora ni mañana, pero ya basta de ostracismo, ya has montado bastante el numerito. Y no te atrevas a poner la excusa de que tiene novia. Estoy segura de que, dejando de lado los caprichos, si encontramos a alguien que nos haga perder la cabeza de verdad, al que deseamos con todas nuestras fuerzas, tenemos derecho a luchar por conseguirlo, aunque tenga novia. Y además, en su opinión, es una señal que su primer mensaje fuera un enigma que tenía como solución la palabra «azucar» ¿siempre estás con el jueguecito de las señales y no ves que es una invitación clara a dejar de sosprechar del almíbar por defecto?
No tienes por qué avergonzarte. Si no te arriesgas a sufrir, nunca podrás ser feliz. Y no me digas que hablo como tu madre; ya es hora de que aprendas a reconocer que toda esa resistencia a priori a los sentimientos se ha convertido en un prejuicio exactamente igual que los que tanto te afanas en condenar.
Está muy bien lo de la muerte ridícula, pero no tan pronto.

Intento de conversación. Romanticidio. Carolina Cutolo.